Tan sencillo como su nombre
- Aztlán
- 2 dic 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 4 dic 2018
Tan sencillo como su nombre, “eno”, es el restaurante lonchería del reconocido chef Enrique Olvera y la siguiente es una crónica que vas a disfrutar y seguramente querer reproducir.

A las diez de la mañana después de una salvaje noche, tenía un desayuno por el cumpleaños de una amiga, la cita era en un lugar ubicado en la calle de Chihuahua #139 col. Roma. Al llegar, veo desde la ventana del auto, una esquina abarrotada de gente capaz de esperar hasta 30 minutos para poder conseguir una mesa.
Al llegar, veo desde la ventana del auto, una esquina abarrotada de gente capaz de esperar hasta 30 minutos para poder conseguir una mesa.
Al entrar, un mesero con una sonrisa amable me conduce a la mesa donde está esperándome ya mi amiga con un jugo de naranja recién exprimida y un pan dulce que pude oler desde la puerta. Me siento, cojo el chocolatín de la canasta y al darle la primera mordida, siento el chocolate derretido desbordarse por mi boca.
Aunque me considero muy tradicional al momento de elegir mi primer comida del día, cuando comienzo a leer la carta, veo platillos como molletes de tres quesos, mixiote vegano, leche de almendras y semillas de melón, me doy cuenta que estoy en un lugar con opciones para todos los paladares y estómagos.
"cada sorbo y cada mordida, era tan placentero como escuchar tu canción favorita en un roadtrip."
En el momento que el mesero se acerca a tomar la orden, decido aventurarme y salir de mi zona de confort. Poco tiempo después de haber elegido el platillo con el cual quería arriesgarme, llegan a la mesa una serie de olores que me hicieron abandonar por completo la plática, e instantes más tarde, caen en la mesa un humeante atole de amaranto y unos molletes a los cuales aún les hervía el queso.
Cuando probé estos manjares pude ir al Nirvana en donde cada sorbo y cada mordida, era tan placentero como escuchar tu canción favorita en un roadtrip. La verdad es que no dejé ni una gota de atole ni tampoco media migaja de pan.
Tan sencillo como su nombre, tan accesible como cualquier lonchería, tan espectacular como tu platillo favorito reinventado por un genio.
Por Antonio Larrinaga
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