¡ORGASMO FEMENINO!
- Aztlán
- 4 dic 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 4 dic 2018

La pornografía, el cine y la televisión nos han enseñado que todo se trata de un par de besos apasionados, que descienden por el cuello hasta llegar a los senos, sin ningún tipo de juego previo y con tan solo penetrar; después de los primeros tres empujones ¡listo! tienes a la mujer gritando de placer.
¿Pero qué ocurre cuando esta supuesta fórmula mágica de guiones socio-sexuales no nos lleva al lugar esperado? ¿Es el orgasmo una meta alcanzable y accesible para todas o se trata de suerte y de ser la elegida de entre todos los mortales? ¿Siempre que tenemos relaciones sexuales las hemos concluido con un orgasmo? ¿Cuántas mujeres hemos fingido un orgasmo? ¿Cuántas veces es posible llegar al orgasmo en un mismo encuentro sexual? ¿Que ocurre en nuestro cuerpo cuando se tiene uno?

Todos los cuerpos, gustos y fantasías son diferentes, por ello, es imposible encontrar la receta perfecta para tener o producir un orgasmo.
Pero es un hecho que la educación sexual en las aulas tampoco ayuda, es escasa, inexacta y pobre.
Se abordan temas como la menstruación, la fecundación, la reproducción y la anticoncepción, de una forma fría, distante y casi robótica.
Es absurdo que en pleno siglo XXI sigamos teniendo tabúes respecto a la sexualidad, el placer y el cuerpo, dejando a las generaciones más jóvenes desinformadas o poco preparadas para comenzar una vida sexual activa y plena.

Temas como zonas erógenas, masturbación, eyaculación femenina, la gestación, el parto y el post-parto claramente no forman parte del temario, la programación o el vocabulario social.
Por lo regular cuando se tiene relaciones y el hombre no eyacula, el encuentro se considera fallido, en cambio, cuando la mujer no termina se considera algo normal o se asume que es culpa suya; incluso muchas mujeres prefieren fingir un orgasmo antes de ser juzgadas como frígidas.
No entiendo ¿Porque priorizar el ego de un hombre antes que el propio placer y nuestras necesidades?
Aun cuando las mujeres somos multi-orgasmicas, para muchas de nosotras es un enigma el cómo lograr llegar a tener un orgasmo, mientras que ellos en la mayoría de los actos sexuales logran llegar al clímax.
Esto es debido a que nuestros cerebros funcionan de manera distinta al tener un orgasmo.
En ambos casos aumenta el nivel de químicos y oxígeno en el cerebro pero después de culminar, el hombre tiene un periodo refractario en el que le es imposible sentir excitación.
¡En cambio la mujer responde igual o incluso más a la estimulación posterior al clímax!

Así que me pregunto ¿Qué estamos esperando?
Yo me considero una persona autodidacta y creo que este ha sido el camino más sensato y adecuado para mi, hacia la meta.
Comencé a informarme en la adolescencia cuando surgieron dudas respecto a mi satisfacción y mi cuerpo, solía comprar revistas como cosmopolitan y leer los artículos sobre sexualidad, años después continúe investigando en blogs sobre el ciclo menstrual de la mujer y sus estados emocionales a través del mes, ahora, escribiendo al respecto y luchando contra diversos prejuicios sociales y la construcción errónea de lo femenino.

“Lo más valiente que vas a hacer con tu vida será aprender a amarte será aprender a amarte a ti misma así tal cual como eres… Por el solo hecho de haber nacido en un sistema que sutilmente te enseña a odiarte.” - Alejandra Baldrich

Partiendo de esto es muy fácil poder observar y percatarnos de cómo a lo largo de la historia el placer y satisfacción de la mujer siempre fueron temas mal abordados, en su mayoría lo que se sabía al respecto era escrito y estudiado por hombres.
Enfermedades como la histeria femenina, el vaginismo y la coitalgia son el claro ejemplo de que cuando una mujer sentía deseo, se le diagnosticaba una enfermedad y masajes pélvicos como cura.
Pasaron muchos años para ver avances en el tema y que aclaran la inexistencia del orgasmo vaginal (ya que todos son clitorianos) Otros años más para el descubrimiento del famoso punto G y que se hablara de la eyaculación femenina como tal y dejara de ser confundida con orina.

Para empezar a terminar debemos ser claras y abiertas con nuestra pareja, comunicarle nuestros deseos, lo que queremos y cómo lo queremos.
No dejarnos llevar por falsas ideologías moralistas, donde se nos presenta con nulo apetito sexual, donde se nos hagan sentir avergonzadas por nuestro ciclo o valiosas por mantenernos castas e inmaculadas, donde se nos diga que son ellos quienes nos van a hacer el amor en lugar de que se nos permita desear, sentir, decir y decidir lo que queremos explícitamente y con alternancia en la pareja.
Y sobre todo para comenzar a terminar debemos conocernos, disfrutar nuestro cuerpo y fantasías individualmente, apreciando nuestra sensualidad y explorando nuestra sexualidad, haciéndonos responsables de nuestro placer al masturbarnos.
Fotos y texto por Narda Cruz
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