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Lizbeth García

  • Foto del escritor: Aztlán
    Aztlán
  • 2 dic 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 5 dic 2018

Entrevista a una prestigiosa investigadora de la Facultad de Ciencias de la UNAM.


Imagen vía Fundación para la protección del Bosque de Tlalpan


Hoy en día, el Bosque de Tlalpan es un área natural protegida situada entre el Anillo Periférico e Insurgentes Sur, y tiene una historia con muchos matices.

“Lizbeth tuvo problemas con los corredores por la situación de árboles enfermos con probabilidad de caerse. El cedro blanco y eucalipto fueron las principales especies que derribaron, ambos se caracterizan por ser muy altos y delgados.”

Hace dos años, Lizbeth García, profesora de biología, tomó la operatividad los fines de semana en el bosque, en donde nos contó cómo es la interacción humana dentro del área y cómo lidian los trabajadores con las consecuencias.


“Hipotéticamente, las actividades humanas deben ser muy restringidas pero no existe un documento que lo exija. La mayoría de su funcionamiento es un parque y los usuarios lo ven como tal, para ir de picnic, jugar pelota y donde los corredores tienen el área controlada y dominada.


El bosque sobrevive con un presupuesto bajísimo y poco personal. Las actividades de conservación siempre tienen que estar limitadas por las actividades humanas. Cada tercer día salen tres contenedores de dos o tres metros cúbicos, es muchísima basura.


Las erupciones de lava del volcán Xitle le dieron su forma actual a la zona. Las lluvias afectan al suelo por sus características topográficas, es muy delgado, por lo tanto existe la posibilidad de una erosión. La flora y fauna que habita el bosque, es amenazada por la explotación humana y sus consecuencias, como la contaminación.


Antes de que el Gobierno del Distrito Federal adquiriera el área legalmente, el bosque fue explotado por la fábrica de papel Loreto y Peña Pobre, dejando muchos problemas.


“Desde hace aproximadamente quince años, hay gusano barrenador y descortezador en el Bosque de Tlalpan; estos parásitos perforan la corteza del árbol haciendo galerías dentro de la madera, de hecho, hace tres años, con los fuertes vientos de la ciudad, se cayeron más de cien árboles.”


Lizbeth tuvo problemas con los corredores por la situación de árboles enfermos con probabilidad de caerse. El cedro blanco y eucalipto fueron las principales especies que derribaron, ambos se caracterizan por ser muy altos y delgados.


“Estos árboles son los principales afectados porque ninguno es nativo, el suelo es muy rocoso para sus raíces grandes. ¿Quién metió esos árboles al bosque? la papelera Loreto y Peña Pobre, que usaron de abasto el bosque. Los árboles de más rápido crecimiento son el cedro blanco y el eucalipto.


El dueño de la papelera sembró árboles que redituaron la producción de celulosa para su papelera” Después de la muerte de el dueño, fue que se designó la zona como área natural protegida, la cual no es respetada por los visitantes.


Actualmente, siguen existiendo árboles enfermos dentro del bosque con probabilidad de caerse. Sin embargo, por la intervención de los corredores es que hicieron un conteo mínimo de árboles con el peor daño generado.


Las lluvias y vientos actuales, dan pie a que los árboles se vengan abajo. Lo que pasa en el bosque es que se comprime el poco suelo que hay con las actividades recreativas, impidiendo que el agua se infiltre. Los fines de semana, el bosque puede recibir de diez a quince mil usuarios al día.


Por Lariza Muñoz

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